DE LOS PLACERES YA OLVIDADOS

Placeres sin pecado alguno: es así como Carlos Monsiváis y muchos otros ávidos lectores conciben a los libros. Sin embargo, la belleza dura poco cuando asoman datos que sólo certifican lo que ya sabemos: pocos leen en este país, dejando que la sombra del olvido se apodere de la lectura, para después entregarla en las manos de grupos elitistas, quienes se sienten con el derecho de costear las grandes novelas de la historia a pocos y seleccionados lectores. El resto de nosotros no tiene oportunidad.

El presente escrito rescata las ideas contenidas en Elogio (innecesario) de los libros de Carlos Monsiváis, el cual expone múltiples razones por las cuales hoy en día los libros sufren una crisis por innumerables factores, como la cada vez más palpable ausencia de lectores; la lucha de la lectura contra la imagen, y viceversa; los libros en manos de grupos de élite, y la falta de políticas públicas para ponerle un alto a la tormenta que ahora viven los grupos editoriales.

La crisis desde diferentes ángulos

“Se lee menos, y la lectura dista de ocupar el sitio real y mitológico de otro tiempo, donde las resonancias de los libros eran inmensas...”1, dice Monsiváis al tocar el tema de los índices altos en México sobre las personas que no leen. Y es que las palabras dejan de ser las favoritas por muchos quienes prefieren la imagen ya sea en la televisión, en la computadora o en una película. Esto sólo nos habla de que el hábito de la lectura disminuye.

Pero la confrontación de la iconósfera con la lectura no sólo nace con la llegada de los nuevos medios sino también con el ataque de la globalización, puesto que las industrias culturales de Norteamérica impusieron sus grandes zonas de consumo: los bestsellers y la literatura de autoayuda, a todo el globo. Fue así como nuevos autores, pequeñas editoriales y otros mecanismos de la industria dejaron de tener proyección dejándole la gran parte del mercado a los grandes conglomerados editoriales que buscan vender... ¡sin importar qué!

Otro elemento que afecta a los libros, perteneciente al fenómeno de la globalización, es Internet, porque provee a los nuevos lectores textos fragmentados, resúmenes de libros a un click y otras “facilidades” dándole al lector la posibilidad de abandonar los libros y acercarse a nuevos formatos.

Pocos libros, pocos lectores

Actualmente, los libros están en manos de las élites y tener acceso a ellos cuesta caro. Los precios suben a números inalcanzables para un gran sector de la sociedad mexicana y ante esta crisis literaria no existen políticas públicas que puedan detenerla.

Sobre este punto, Monsiváis menciona en su texto que “[...] En América Latina nunca se le ha reconocido provecho alguno al acto de leer [...]. Y con esto pierde la sociedad, al abandonar una de sus ventajas primordiales: la lectura como estructura personal del conocimiento. El que no lee se acerca a las ideas con miedo, rechazo previo, encono o veneración parroquial; el que lee puede hacer eso mismo, pero es menor el número de probabilidades”2.

Pensemos en las generaciones que vienen y en las que están, ¿deben ellas sufrir ese miedo que describe Monsiváis o disfrutar del mundo de las ideas? La respuesta está en el Estado y en la sociedad; en conjunto deben elegir la mejor opción. Sólo hagamos caso del mensaje central de esta lectura, el cual dice que sí, un plan que acabe con la crisis que actualmente azota a los libros puede sonar difícil, pero nada se pierde con intentarlo.

1.- Carlos Monsiváis, "Elogio (innecesario) de los libros", pág. 2.
2.- Carlos Monsiváis, "Elogio (innecesario)...", Óp. Cit., pág. 8

BIBLIOGRAFÍA

*MONSIVÁIS, Carlos, "Elogio (innecesario) de los libros" en http://www.sergioramirez.org.ni/index2.html (10/02/09, 10:43pm)