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DE LOS ANALÓGICO A LO DIGITAL

Posted by VÍCTOR ADRIAN ESPINOSA MÉNDEZ on 15:13 in


El mundo cambia y nosotros con él. Nadie queda exento de tales transformaciones y de eso habla Daniel Cassany en su artículo De lo Analógico a lo Digital: una lectura que sintetiza el paso de lo escrito a mano a los meramente tecnológico.

El autor comienza por explicar la importancia del habla como emblema del prinicpio de la comunicación ya que depende de ésta la repartición del trabajo, la coordinación de esfuerzos y la estructuración de la spersonas en las organizaciones complejas (empresas, ciudades y estados) que permiten conseguir objetivos inalcanzables para un individuo aislado.

Pero con la llegada de la grafía todo cambia, pues el habla se cosifica, despersonaliza, descontextualiza, objetiviza, entre otras facultades, los cual posibilita el desarrollo de géneros comunicativos nuevos: la correspondencia, el inventario de hechos, la descripción objetiva, etcétera.

Asimismo, la grafía trajo consigon la expansión de la capacidad comunicativa: se comenzó a utilizar el soporte digital del lenguaje (computadoras, pantallas, teclados, Internet...) como complementos o sustitutos del soporte analógico tradicional (sondas, ondas hercianas, papel, libros...).

Por ejemplo, en el caso de los países desarrollados, la tecnología digital ha sustituido de modo casi completo a la comunicación analógica en los ámbitos de producción del discruso escrito (correspondencia personal, comercial y empresarial, textos académicos y científicos, publicaciones editoriales) y su transmisión (correo electrónico, Internet);´sólo en su recepción sigue manteniéndose vivo el soporte analógico (papel, libro y revista), aunque hoy en día continúan aumentando los formatos de comunicación on-line.

Un punto relevante de este cambio es la transformación de la alfabetización tradicional, la cual estaba centrada en la capacidad de usar la correspondencia habla-escritura, a la alfabetización funcional, centrada en las capacidades comunicativas de usar la lectura y la escritura de modo eficaz (comprender ideas generales y secundarias, discriminar datos relevantes e irrelavantes, hacer referencias...) en el mundo letrado analógico.

Pero sin duda el cambio más relevante fue el salto de la alfabetización funcional a la digital, la cual es usada actualmente y está centrada en las capacidades específicas que impone el soporte digital en el uso de la escritura.

Es por ello que traigo esta anécdota a colación, para retratar desde mi propia historia cómo fue este paso, poniendo como ejemplo la llegada de la computadora como símbolo de la nueva tecnología y también como punto final del mundo analógico o de lo que aún se conoce como lápiz...

Disfrazados de mayores



El primer encuentro me hacía ilusión y me daba miedo. Luego me atacaron los nervios mientras caminaba el largo recorrido hasta el café Internet más cercano, por cierto escasos para los inicios del nuevo siglo. Acompañaba a mi hermana, pues ella quería enseñarme lo emocionante del correo electrónico y de las mismas computadoras. Cuando por fin llegamos, ella se me olvidó mientras leía entusiasmada los correos electrónicos de su novio y yo aproveché para navegar en Internet: primero en sitios de juegos, después en el famoso chat.

Todos en la sala eran chavos mucho más grandes que yo, pero me “disfracé de mayor” y me aventuré a platicar con montones de desconocidas. Fue muy agradable y divertido, pues conocí a Liliana, una chica morena, delgada, de cabello negro y fanática del idioma francés. Era mi chava ideal. Apenas intercambiamos algunas palabras, comencé a sentir algo extraño, nervios, tal vez. Pasaron dos horas y no parábamos de platicar.

Al día siguiente, en la secundaria, les platiqué a mis amigos de mi nueva novia. Todas las tardes después de eso corría a la computadora del café a escribirle cartas en Word, utilizar Hotmail y enviarle postales siempre a las cinco en punto mientras conversábamos a través del Chat.

Todos juraban que esto no era normal, que era un sueño lejos de la realidad, pero yo me empeñaba en creer, sabía que era cuestión de tiempo antes de convertirnos en la pareja ideal. Durante cuatro meses éramos la computadora, Liliana y yo. Estaba enamorado...

Un día planeamos conocernos. Yo imaginaba iríamos a tomar un café o algo así, pero cuando ella me cuestionó sobre el lugar al que la llevaría a cenar, le pregunté su edad: ella respondió 31 aún sabiendo que yo tenía 13. Terminé la sesión un poco asustado, prometiéndome no volver a los chats, pero sí a la computadora.

En fin, así fue mi primer acercamiento con esta valiosa tecnología. Es curioso recordar el efecto que me provocaba aquellos años. Aún cursaba la secundaria y la veía como algo imposible. Todavía no la usaba mucho porque los profesores seguían pidiendo las tareas en máquina de escribir. Sin embargo, unos años después me fue necesario comprar una y esclavizarme a Word, Power Point y Excel noches enteras.

Pero tanto usarla me llevó a descomponer tres computadoras. Y es que eran los años del “boom” de los virus y a mí que me encantaba descargar música mediante programas como Ares pues siempre ponía a las máquinas en constante peligro. Además, saturaba constantemente al equipo con videos musicales, imágenes, libros y un sinnúmero de documentos que nunca borraba.

Ya en la primaria había estado cerca de una computadora, pero la profesora no me permitía tocarla porque, con miedo aseguraba, “¡podía romperse!”, así que sólo veíamos programas y juegos educativos. Es por esta razón que prefiero contabilizar mi primer acercamiento desde aquella vez en la secundaria hasta hoy...

Con el paso del tiempo me doy cuenta que el mundo digital es ya parte esencial de mi vida, me sería imposible vivir lejos de él. Lo triste es ver como lo analógico es hoy en día más un arte, un vestigio del pasado que algo necesario para desarrollar nuevas capacidades; por ejemplo, no hay como leer un libro, tocarlo, sentir sus hojas... ninguna de estas sensaciones puede darlas una pantalla.

Sin embargo, necesitamos estar cerca también de la computadora, porque es parte de estos tres conceptos de alfabetización de los que habla Cassany: la alfabetización tradicional (el uso del habla y escritura); la funcional (usar la lectura y escritura de modo eficaz, y la digital (aprender las imposiciones del mundo digital sobre la escritura). Si alguno de ellos no es aprendido o comprendido, mucho de la realidad estará cerrado para nosotros.

Todo esto sólo me dice que tal vez para otros sectores de la sociedad este cambio no sea tan crucial como para los jóvenes, pues nosotros debemos encontrar un equilibrio entre los dos mundos, desarrollar dos habilidades, aunque eso amerite disfrazarnos de mayores.

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